03 febrero, 2005

SATURNO, DE NUEVO

Durante miles de años, hasta el descubrimiento de Urano en 1781, Saturno fue el último de los planetas conocidos para muchísimas generaciones de astrónomos. Su menguado brillo amarillento y su movimiento pausado, les había permitido a todos ellos, desde América a la China, pasando por Europa o la India, situarlo correctamente más allá de Júpiter. Marcaba una especie de frontera invisible que separaba nuestro sistema de un Universo de estrellas fijas, tal vez infinito, del cual nada se sabía.

Sin embargo, todo cambió radicalmente tras las primeras observaciones de este planeta mediante un telescopio en 1610. Fruto del trabajo de los últimos cuatrocientos años ha sido el que se hayan ido desvelando lentamente muchas de las incógnitas que pesaban sobre este curioso mundo. El enorme esfuerzo que durante todo este tiempo han llevado a cabo astrónomos (tanto profesionales como aficionados) de muchos países diferentes, ha mejorado de forma exponencial nuestro conocimiento de este, aparentemente, extraño mundo, que, pese a todo, sigue envuelto en la fascinación que genera en todos los observadores su complicada estructura de anillos, tan visible desde la Tierra.

Pero ahora, durante este mes de julio, de nuevo estaremos de nuevo de vuelta allí gracias a la Cassini-Huygens, una misión conjunta de la NASA y de la ESA, tras los muchos años de ausencia que ya nos separan de las tres visitas en años consecutivos de las sondas Pioneer (1979), Voyager I (1980) y Voyager II (1981).

Sin duda el largo camino recorrido por esta nave habrá valido la pena. Como sucedió tras la finalización de la misión Galileo alrededor de Júpiter, cuando acabe el trabajo de la Cassini-Huygens, todos seremos un poco más sabios, ya que, por una parte, sabremos algo más y, al mismo tiempo, tendremos nuevas preguntas, mejores que las de ahora, con las que interrogarnos. A poco bien que vaya todo, vamos a disfrutar de una verdadera fiesta de imágenes nunca antes vistas de Saturno y Titán.

Y hablando de Titán, no puedo menos que recordar que se está celebrando el cumpleaños de dos importantes observatorios astronómicos situados en Cataluña, como son el Observatorio Fabra y el Observatorio del Ebro, con cien años ya de existencia los dos a sus espaldas, plenos de trabajos e investigaciones, y con nuevos proyectos en ambos que buscan su revitalización.

Precisamente fue en el primero de ellos desde donde Josep Comas Solà descubrió la atmósfera de Titán en 1908. Casi un siglo después, de nuevo con Saturno en nuestro punto de mira, felicidades a todos, por la participación en la fiesta que supone nuestro regreso a Saturno.

(publicado en Tribuna de Astronomía y Universo, julio y agosto de 2004)

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