De nuevo septiembre... Para muchos, la mayoría, tiempo de vuelta al estudio y al trabajo, tras un agosto siempre corto. Pese al calor, julio estuvo lleno de noticias sobre el espacio, muchas de ellas procedentes de nuestro propio país.
Así, a inicios de dicho mes, se les concedía a las revistas Science y Nature el premio Príncipe de Asturias de Comunicación por ser "el canal de comunicación más solvente que tiene hoy la comunidad científica internacional para dar a conocer, tras el filtro de una irreprochable y minuciosa selección, los más importantes descubrimientos e investigaciones". Una gran nueva para los amantes de la gran ciencia, aquella que se basa en razonamientos lógicos fundamentados en los mejores datos disponibles.
También fue noticia el 13 de julio, tal como ya señalamos, la prueba con éxito de la primera luz del Gran Telescopio de Canarias. Pese a que los medios recogieron la información, creo que no le dieron el eco que realmente merecía, dado el esfuerzo que ha supuesto y los resultados que este moderno instrumento astronómico puede reportar a la investigación científica mundial.
En julio, así mismo, pero el 26, se hacía público que España iba a lanzar dos satélites en el 2012 para observar la Tierra y mejorar nuestra defensa nacional. El de observación civil se llamará Ingenio y, como es lógico en tiempos de nombres políticamente correctos, el militar se llamará Paz (suponemos que en honor de la frase de Flavio Vegecio que señalaba que quien deseaba la paz, debía preparar la guerra). Pese al interés que siempre tiene dotarse en todo de los mejores recursos, nos sorprendió algo el anuncio conjunto de ambas misiones por los ministros de defensa e industria, quizás en un intento de suavizar con el ingenio el coste de la inversión militar. A un mes vista de la celebración del quincuagésimo aniversario del lanzamiento del Sputnik, sirva este dato para seguir recordando que uno de los motores de la carrera espacial sigue siendo el militar.
Desde el espacio también nos llegaba el último día de julio la visión de los incendios forestales de las Canarias, fruto todos de la mano del hombre, al igual que los satélites que los habían captado.
Y hablando de satélites, ya son sesenta los descubiertos en Saturno... En 1997, se conocía una veintena. Sólo diez años más tarde, hemos triplicado la cifra de lunas conocidas del gigante anillado gracias a sondas como la Cassini y a telescopios terrestres. Y es que gracias a la ciencia, a la buena, en ocasiones parece que sea imposible poner límites a lo que el ser humano pueda llegar a conocer, si se trabaja en las condiciones adecuadas.
Alfonso López Borgoñoz
(Publicado en Astronomía, septiembre 2007)
1 comentario:
Precioso espacio con conceptos tan claramente expuestos!
Abrazo desde Peñíscola
Mía
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