En 1999, el más alto tribunal de Israel dictaminó que era ilegal la práctica conocida en dicho país como ‘presión física moderada’. Bajo ese eufemismo se encubrían diferentes tipos de torturas bajo custodia policial, efectuadas desde el año 1987. Era el único caso en el mundo de cobertura legal de estos malos tratos, especialmente tras la entrada en funcionamiento de la Convención contra la Tortura en los años ochenta. Parecía que la lucha en contra de la justificación de estas prácticas estaba ya casi ganada.
Pero todo cambió tras el 11/9. En nombre de la llamada guerra contra el terror, países que desde siempre habían liderado la lucha en favor de los derechos humanos admitían casi un uso público de la tortura en numerosas prisiones, como en la base de los EEUU en Guantánamo. Un nuevo eufemismo, ‘técnica de mejora de los interrogatorios’, procedente de la CIA, empezó a ser usado públicamente. Pero no sólo eso, escritos de diferentes autoridades defendían estas prácticas en ocasiones, aunque las víctimas no estuvieran inculpadas de nada claramente.
Ahora parece ser que todo va volviendo lentamente a su cauce. Las ‘técnicas de mejora de los interrogatorios’ han sido prohibidas. Su uso ya no se justifica, al menos abiertamente. En el Reino Unido, las prácticas de reclusión indefinida sin cargos, ni asistencia y sin juicio, han pasado a considerarse ilegales y en los EEUU, el fiscal general del estado ha debido declarar que estaba en contra de la tortura ante una comisión. Desgraciadamente, en muchos otros países los malos tratos siguen siendo aún una práctica habitual, que se trata de ocultar, pero que, al menos, no se defiende como positiva.
Es lamentable asistir, a estas alturas, a la ratificación de las autoridades de lo que parecía evidente no hace tanto. Ello no hubiera sido posible sin la presión de la gente. Los ciudadanos debemos recordar que la Declaración Universal de los Derechos Humanos no es algo que se nos haya concedido porque sí, sino que surge de la lucha y defensa continua de sus principios por millones de hombres y mujeres.
1 comentario:
Que vuelvan los laboristas al gobierno de Israel, pero no es coalición con Sharon, ¡hey!
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