08 junio, 2011

ADIÓS A MANRIQUE

Adiós a Manrique y sus viejas coplas. 

Tres días de tristeza es más de lo que el humor de mi padre le hubiera permitido incluso a él. 

Aún la Luna, en la noche fría y oscura de su muerte, parecía sonreir. El jardín sigue poblado por el triunfo y la luz de los pavos reales de Darío. 

Gracias a todos los mensajes y a todo el cariño recibido. 

Triste por el atisbo de soledad, pero alegre por vuestra presencia y siempre por la suya, la de mi padre, en el gratísimo recuerdo de una vida entera y de nuestras manos cogidas incluso en su último momento.

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