Tras una década escribiendo los editoriales de esta revista, justo desde que Tribuna de Astronomía y Universo se fusionaron, ha llegado el momento de cambiar algo de rumbo. No siempre, tras tantos años, uno sabe bien qué comentar sin repetirse algo. ¡Y si sólo fuera algo...!
Es tiempo de ceder con cariño este espacio a un nuevo autor, con nuevas ideas que puedan encender más y mejor, desde esta primera página, el interés por la astronomía y la astronáutica de los y las que la leen. Especialmente en este 2009, cuando tenemos por delante muchas actividades en conmemoración de nuestra ciencia y cuando estamos a punto de celebrar, en julio, la llegada del hombre a la Luna hace cuarenta años.
Los gravísimos problemas motivados por los bajos presupuestos dedicados por los gobiernos -central o autonómicos-, así como por las empresas, a la educación y a la investigación ya han sido discutidos y es seguro que nos van a lastrar en el futuro. En tiempos de crisis, más que nunca, hay que pensar en que la relación entre conocimiento (científico) y desarrollo está más que demostrada. Y más si queremos que éste último sea sostenible y justo para toda la humanidad.
El avance de las ciencias del espacio continúa dependiendo en exceso del trabajo en aplicaciones concretas más que de nuestros deseos de aprender. Vamos sabiendo cada vez más, es cierto, pero menos de lo que podríamos con otro tipo de planteamientos por parte de los responsables últimos de la industria espacial. Eso sí, tenemos una gran esperanza en lo que vamos a poder contemplar pronto desde ventanas casi mágicas como la que en breve será plenamente operativa en La Palma.
Decíamos en enero de 2001 que creíamos en la belleza e importancia de la exploración del Cosmos, aunque no fuera estrictamente útil, y rememorábamos a Kavafis ‘Si vas a emprender el viaje a Ítaca, pide que tu camino sea largo, rico en experiencias, en conocimiento (...) Ten siempre a Ítaca en la memoria (...). Más no apresures el viaje (...) . Aunque [al llegar] pobre la encuentres, no te engañará Ítaca. Rico en saber y vida, como has vuelto, comprendes ya que significan las Ítacas’.
Marchamos paso a paso. El que algunos gobiernos oculten ya su inversión en investigación espacial para la guerra implica que, al menos, les da vergüenza llamarla por su nombre. Quizás, con el tiempo, les dé vergüenza el gasto en sí. Seamos optimistas, aunque la jactancia con la que algunos publicitan estas inversiones no invite a la alegría.
Recordando a Walt Whitman, he pensado siempre que valía la pena gozar todo lo que pudiera del Universo, mirando todo lo lejos que fuera capaz, tratando de captar el espacio ilimitado que nos rodea. Pese a mis muchos errores y descuidos, me voy contento con el trabajo realizado y con la revista, así como con una enorme confianza en el futuro que le aguarda a la misma y a nuestra afición.
Alfonso López Borgoñoz
(Publicado en la revista Astronomía -Tribuna de Astronomía y Universo- en enero de 2005. Mi último editorial en ella)
No hay comentarios:
Publicar un comentario