05 octubre, 2005

TRAS LA NOCHE, EL DÍA

El poeta griego Arquíloco de Paros, tras observar quizás el eclipse total de Sol del 647 a.C., escribía que “ninguna cosa está fuera de la esperanza ni se puede jurar imposible, ni es extraordinaria después que Zeus, padre de los [dioses] olímpicos, haya cambiado en noche el mediodía ocultando la luz del Sol resplandeciente. Un miedo que debilita el ánimo sobrevino a los humanos y desde entonces, todo es creíble y esperable...”

Pese a que, tras muchos siglos, la luz se va imponiendo lentamente a la superstición, es cierto que un ánimo extraño recorre, aún hoy, el cuerpo del que nota el frío viento negro de un eclipse rozando sus ojos. Muchos lo notamos el pasado día 3 de octubre de 2005.

(Publicado en Astronomía, Noviembre 2005)

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