En este noviembre nos vuelve a alcanzar otro potente viento, el de la edición 2005 de la Semana de la Ciencia, que este año parece contar con una mayor organización en toda España y con un número de actos más amplio.
Debe destacarse el esfuerzo que se realiza desde muchas asociaciones de aficionados tratando de estudiar el cielo y de acercarlo a la gente, haya o no eclipses, por el puro placer de divulgar. En eso, la astronomía tiene una suerte de la que carecen otras ciencias.
(Publicado en Astronomía, noviembre de 2005)
06 octubre, 2005
05 octubre, 2005
PRESUPUESTOS 2006 PARA LA CIENCIA, PERO ¿QUÉ CIENCIA?
Noviembre también es época de impetuosos vientos presupuestarios y de pensar en cómo ayudar a impulsar nuestra maltrecha investigación. Según la Fundación por la Paz, el gasto en el 2006 en investigación y desarrollo de programas militares, que desde hacía años era de unos 1.330 millones de euros, se aumentará en un 27%, hasta alcanzar los 1.684 millones de euros (unos 280.000 millones de pesetas). Es decir, el 26% del total del gasto en I+D se dedicará a lo militar, cuando lo normal —en los países sin armas atómicas— es que ronde entre el 10/15%.
Como siempre, nuestros gobernantes nos repiten que crecerá el presupuesto dedicado a la ciencia (que en una parte pequeña ha sido verdad), cuando lo cierto es que sólo lo hará de forma muy significativa en aspectos no relacionados con la investigación civil, que es la que se desea y que es la que nuestra economía precisa. Y, como antes, se continúa con la práctica de enmascarar unas cifras con otras.
Se debe reclamar unos porcentajes de inversión en lo civil y militar adecuados (lo que implica un mayor esfuerzo en lo civil), una ejecución efectiva de los presupuestos aprobados, una mayor claridad en las cuentas y una transparencia más grande en las motivaciones de los gastos, que permita a la gente hacerse cargo de qué es lo que se dice y qué es lo que se hace.
En tiempos de debate sobre la financiación de la sanidad, vale la pena saber que una sola empresa recibirá para el desarrollo de dos tipos de carros de combate más dinero que el total que se destina a investigación sanitaria.
(Publicado en Astronomía, noviembre 2005)
Como siempre, nuestros gobernantes nos repiten que crecerá el presupuesto dedicado a la ciencia (que en una parte pequeña ha sido verdad), cuando lo cierto es que sólo lo hará de forma muy significativa en aspectos no relacionados con la investigación civil, que es la que se desea y que es la que nuestra economía precisa. Y, como antes, se continúa con la práctica de enmascarar unas cifras con otras.
Se debe reclamar unos porcentajes de inversión en lo civil y militar adecuados (lo que implica un mayor esfuerzo en lo civil), una ejecución efectiva de los presupuestos aprobados, una mayor claridad en las cuentas y una transparencia más grande en las motivaciones de los gastos, que permita a la gente hacerse cargo de qué es lo que se dice y qué es lo que se hace.
En tiempos de debate sobre la financiación de la sanidad, vale la pena saber que una sola empresa recibirá para el desarrollo de dos tipos de carros de combate más dinero que el total que se destina a investigación sanitaria.
(Publicado en Astronomía, noviembre 2005)
TRAS LA NOCHE, EL DÍA
El poeta griego Arquíloco de Paros, tras observar quizás el eclipse total de Sol del 647 a.C., escribía que “ninguna cosa está fuera de la esperanza ni se puede jurar imposible, ni es extraordinaria después que Zeus, padre de los [dioses] olímpicos, haya cambiado en noche el mediodía ocultando la luz del Sol resplandeciente. Un miedo que debilita el ánimo sobrevino a los humanos y desde entonces, todo es creíble y esperable...”
Pese a que, tras muchos siglos, la luz se va imponiendo lentamente a la superstición, es cierto que un ánimo extraño recorre, aún hoy, el cuerpo del que nota el frío viento negro de un eclipse rozando sus ojos. Muchos lo notamos el pasado día 3 de octubre de 2005.
(Publicado en Astronomía, Noviembre 2005)
Pese a que, tras muchos siglos, la luz se va imponiendo lentamente a la superstición, es cierto que un ánimo extraño recorre, aún hoy, el cuerpo del que nota el frío viento negro de un eclipse rozando sus ojos. Muchos lo notamos el pasado día 3 de octubre de 2005.
(Publicado en Astronomía, Noviembre 2005)
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