No es sólo una cuestión de migrantes, de gente que se traslada a
Europa… Aunque para la Unión Europea (UE) sólo sea eso la problemática de los millones
de personas que huyen de sus países ante una situación de guerra atroz o ante
las violaciones masivas de los derechos humanos que han padecido o vivido en su
entorno. En nuestro continente, sigue sin aceptarse que dicha problemática es
una cuestión de Derechos Humanos inalienables, con una normativa internacional y
europea muy clara, que plantea obligaciones.
La UE reconoce que el flujo migratorio tiene causas geopolíticas y económicas, pero no habla de la situación que las personas refugiadas han vivido en su tierra o siguen viviendo en gigantescos campos mal acondicionados por Oriente Medio. Lamentan la suerte de las que mueren en el Mediterráneo, según ellos por culpa de los traficantes, pero no la ausencia de vías seguras para su reasentamiento en Europa ni las muertes en las fronteras como consecuencia directa o indirecta de sus acuerdos con otros países.
La UE reconoce que el flujo migratorio tiene causas geopolíticas y económicas, pero no habla de la situación que las personas refugiadas han vivido en su tierra o siguen viviendo en gigantescos campos mal acondicionados por Oriente Medio. Lamentan la suerte de las que mueren en el Mediterráneo, según ellos por culpa de los traficantes, pero no la ausencia de vías seguras para su reasentamiento en Europa ni las muertes en las fronteras como consecuencia directa o indirecta de sus acuerdos con otros países.
Y ahora toca Libia… Tras haber pactado con Turquía en marzo,
con resultados claramente insatisfactorios, los actuales planes de la UE de
estrechar su cooperación en cuestiones de migración con el país norteafricano sólo
implicarán, muy posiblemente, un aumento en dicho país de los malos tratos generalizados
(con muchos casos de violencia sexual, homicidios, tortura y persecución
religiosa) y de las detenciones en condiciones terribles que sufren ya miles de
personas refugiadas y migrantes, especialmente las mujeres, y en las que
intervienen los traficantes pero también miembros de la guardia costera libia y
de los centros de inmigración gubernamentales, tal como Amnistía Internacional denuncióel pasado 1 de julio[1],
reiterando lo que ya indicaba en comunicados anteriores sobre la misma problemática (ver comunicado del 11 mayo de 2015 y de 14 junio de 2016).
El comunicado de Amnistía Internacional veía la luz tres días
después de que el 28 de junio el Consejo Europeo aprobara ampliar un año más la
Operación naval ‘Sofía’ en el Mediterráneo central, haciendo frente a los
traficantes de personas, pero ampliando su mandato a la formación de la guardia
costera libia para el control de la migración, así como para la vigilancia de
la implementación del embargo de armas a Libia.
Por desgracia, Libia es poco más que un estado fallido en
estos momentos, en la que diversos bandos se enfrentan en una guerra civil muy
compleja. Pese al apoyo de la UE al Gobierno de Concertación nacional libio,
sigue sin ser posible hacer pactos en dicho país con ninguna autoridad que
garantice de verdad un mínimo de derechos para las personas refugiadas o
migrantes.
Y estos acuerdos van a continuar con otros países según elConsejo Europeo,
que siguen una propuesta de la Comisión Europea para construir un nuevo modelo de
asociación con diversos estados de África y de Oriente Medio en política
migratoria ("Comunicación
para el establecimiento de un nuevomarco de asociación con terceros
países en el marco del Programa Europeo sobreMigración" de 7 de junio de 2016),
pese a las abundantes críticas hacia los mismos de más de cien ONG, para las
que “la UE, un proyecto construido sobre las ruinas de una devastadora guerra,
está a punto de abrir un oscuro capítulo de su historia”, y que han solicitado
a las autoridades europeas que no den esta respuesta a los problemas
migratorios.
Con esta solución, las autoridades europeas sólo traspasan
su responsabilidad a otros países a cambio de proporcionarles una gran suma de dinero
y supeditando la ayuda en cooperación a los mismos a su apoyo a sus planesmigratorios.
No hay un interés en la real protección de los derechos de las personas
refugiadas. La UE se olvida, aparentemente, de las violaciones de derechos
humanos que se cometen en la mayoría de dichos estados, especialmente contra
las personas migrantes o refugiadas.
Conviene recordar sobre el talante de estos proyectos de
acuerdos que las conversaciones de alto nivel sobre este tema incluyen a representantes
de países con regímenes dictatoriales y con unos enormes registros de abusos
contra los derechos de las personas. Un ejemplo serían las reuniones que se han
mantenido ya con representantes del gobierno de Sudán
que preside Omar al-Bashir,que desde el año 2009 figura en la lista de personas buscadas por el TribunalPenal Internacional por cargos de genocidio, crímenes de guerra y crímenes de
lesa humanidad.
NUEVOS ACUERDOS DE VERGÜENZA CONTRA LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS REFUGIADAS
Además de Sudán, la UE ha mantenido conversaciones con representantes de otros 15 países
(Etiopía,
Eritrea, Mali, Níger, Nigeria, Senegal, Somalia,
Ghana, Costa de Marfil, Argelia, Marruecos, Túnez, Afganistán,
Bangladesh y Pakistán). Un vistazo rápido al último "Informe Anual" de Amnistía Internacional
nos permitirá darnos cuenta por qué hay miles y miles de personas que huyen de
los mismos buscando protección. Ahora, la UE tiene la voluntad de tratar de
pactar su devolución a sus países de origen disfrazados
de ‘migrantes’, sin derecho a refugio, una vez estas personas traten de
alcanzar Europa.
El presupuesto destinado a mejorar el control de las fronteras
en dichos países no va a evitar el flujo de personas refugiadas y, en cambio,
sí será un riesgo debido a que podrá ser usado para una finalidad represiva,
contribuyendo a reforzar los abusos contra los derechos de las personas. En
contradicción con lo que se trata de obtener, el impacto a largo plazo puede
significar un aumento en el número de personas solicitantes de asilo que
intenten llegar a la UE. En el ámbito
internacional, este tipo de iniciativas puede contribuir a una carrera a la
baja en los derechos de las personas refugiadas en la medida en que el resto de
la comunidad internacional comience a emular a la UE.La Unión Europea no recuerda, en absoluto, que es la Europa
de los derechos. Para millones de personas (de dentro y fuera de sus fronteras),
ahora no se sabe bien qué es.
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