Leo en El Diario.es del 15 de abril de 2014 el artículo 'Las puertas traseras que la NSA nunca reconocerá' de Juan Jesús Velasco. En él se señala que la existencia de las llamadas 'puertas traseras' (o huecos por los que terceros mal o bien intencionados se pueden colar en un sistema o servicio web sin que se enteren los propietarios, operarios y usuarios del mismo), ha hecho que "Estados Unidos someta a investigación a fabricantes chinos como Huawei y ZTE por desconfiar, precisamente, de sus vinculaciones con el Gobierno de China y la eventual posibilidad de que inserten puertas traseras en sus equipos de comunicaciones (llegando a vetar el uso de sus equipos en redes por las que se curse tráfico que tenga origen o destino el Gobierno de Estados Unidos)."
El problema en un servicio web reside en la confianza de los usuarios y de los gobernantes en que el mismo realmente no servirá para la intrusión de terceras partes interesadas en los datos que se manejan en el mismo, dado que ello afecta a la seguridad de las personas, empresas o incluso instituciones públicas de todos los niveles.
Si los EEUU o Europa podemos desconfiar de los fabricantes chinos por la sospecha de que los sistemas web que ofrecen pueden tener puertas traseras que faciliten el espionaje del gobierno chino, ¿qué pensar de la censura a la que dicho gobierno -o del de Cuba u otros- somete a los sistemas estadounidenses como Google, Yahoo, Microsoft, etc., cuando está demostrado que dichos sistemas se han usado por la NSA y otras agencias nacionales de seguridad, con el pleno apoyo de sus gobiernos, para colarse en los datos privados de las personas, empresas e instituciones públicas de todos los países del mundo sin el permiso de las mismas, como Snowden ha probado?
La libertad y la seguridad son dos bienes a preservar. Sin embargo, en caso de duda, la segunda no puede ir en contra de la primera, dado que la seguridad sólo se entiende si es para defender la libertad, no para lo contrario.
El gobierno de China y Cuba, con sus cortapisas al vuelo de Internet en sus territorios, piensan más en el control de la información -tanto la que llega como la que sale- que en los derechos a la privacidad de sus ciudadanos (sí les debe preocupar el de sus organismos públicos, pero bastaría con restringir allí el uso de los sistemas extranjeros). Por ello es muy censurable su actitud. En realidad, no les preocupa tanto la seguridad desde un punto de vista estadístico como el reprimir el derecho a la libertad de expresión, a la educación y el derecho al progreso científico.
Lo malo es que a los gobiernos europeos, estadounidenses, rusos, etc.:
- Es verdad que no les preocupa -por suerte aún- tanto la información que entra o sale por Internet (salvo si la misma es 'sospechosa de ser constitutiva de delito', llegándose a unos extremos de control que limitan y vulneran gravemente los derechos de su ciudadanía y de la del resto del mundo),
- Pero tampoco les preocupa cometer delitos contra el derecho a la privacidad de la ciudadanía abriendo sus cuentas sin permiso,
- Al tiempo que protegen sus intereses comerciales no permitiendo el normal desarrollo de la competencia contra sus sistemas web que su liberalismo exige en todo el mundo.
Todo ello acaba degenerando en que la libertad de la red, por esa falsa defensa de la seguridad (que sólo parece justificada en unos casos), cada día está más amenazada por los intereses espurios de gobernantes (no de la ciudadanía de dichos estados) y de sofisticadas empresas tecnológicas.
Postdata: Veo el 25 de mayo de 2014 que el Gobierno Chino tal vez haya prohibido el uso de Windows 8 en los ordenadores gubernativos (más info). La posibilidad de puertas traseras en los programas es algo más que una posibilidad, es una certeza... ¿Cuáles serán los próximos pasos?