El 19 de diciembre de 2009 se cumplía un siglo desde la consagración de la iglesia católica de Santa María de la Salud en la plaza de la Iglesia (o plaça de l’Església) de Castelldefels por el obispo Juan Laguarda. También el 9 de mayo del mismo año celebraba su primera década de historia la zona peatonal que abarca dicho edificio y sus calles aledañas.
Sin duda, éste es un buen momento para hacer un breve repaso, al que le faltará mucha información sobre las construcciones privadas, a las variaciones que ha sufrido en los últimos cien años esta área cuya importancia ha ido cambiado a lo largo de ese tiempo. De hecho, la pl. de la Iglesia urbanizada tiene poco más de cincuenta años. Hasta su nombre y el idioma en que éste se escribe se ha ido transformando con los vaivenes políticos...
EL INICIO DEL CAMBIO DEL EJE DE CASTELLDEFELS
A finales del siglo XIX e inicios del XX los escasos habitantes de Castelldefels vieron sucederse una serie de importantes novedades en su término municipal tras casi un milenio de existencia.
Así, el tren llegaba el 29 de diciembre de 1881 a un primer apeadero ubicado en el lugar donde en 1883 se inauguraba la nueva Estación. Ésta se hallaba entonces casi completamente aislada, sin viviendas cerca, en el mismo solar en el que ciento veintiocho años después aún se ve, en el fondo de la plaza cuyo nombre está dedicado a la misma. Por motivos que ignoramos se la situó en un espacio algo alejado del antiguo centro del núcleo urbano, que se correspondía entonces con la actual Plaça Major del Poble Vell (plaza cuyo nombre ha pervivido hasta ahora).
También en 1881 se abría al tránsito la carretera de Santa Creu de Calafell (la actual av. de la Constitució), que facilitaba —y aún facilita— enormemente el tráfico rodado de vehículos entre las poblaciones de Sant Boi, Viladecans, Castelldefels y Gavá, así como hacia Sitges. Se construyó a su paso por el pueblo a sólo cincuenta metros de las vías del tren y en paralelo a éstas, al tiempo que se instalaban en sus inmediaciones algunos comercios como Casa Guardià.
Es más que probable que en los años siguientes algunas autoridades y grandes terratenientes del municipio (que más o menos eran los mismos) empezaran a pensar en que el crecimiento del lugar tendría que ser desde el centro del pueblo en aquella época hacia la nueva estación y carretera. Especialmente tras ser las viñas atacadas por un minúsculo insecto llamado filoxera y cuya plaga, que se extendió por Catalunya a partir del año 1877, hizo que éstas perdieran su valor. Con seguridad muchos se plantearon que con las nuevas vías de comunicación quizás se revalorizarían algo unas fincas empobrecidas en las décadas del cambio de siglo…
Pero no había mucha prisa, pese a todo. En el Castelldefels de la época, sin industrias aún, había sólo unos trescientos habitantes dedicados en su mayoría a las faenas del campo.
En un posible aumento del precio de la tierra tal vez no pensaron sólo los del pueblo. En el año 1897, con casi ochenta años de edad, compraba los amplios terrenos de la antigua baronía del Eramprunyà el financiero y senador Manuel Girona i Agrafel (1818—1905). Con ellos adquiría también (quizás de rebote) el semiderruido Castillo de Castelldefels, al que restauraba en parte con unas obras apresuradas.
Algunos autores indican que se hizo dueño de estas posesiones a precio de saldo, en previsión de que su cotización subiría cuando al poco las mismas se urbanizaran, como efectivamente pasó en muchos casos. Ciertamente, la compra de la baronía y sus terrenos poco antes de acabar el siglo XIX se debe relacionar con la llegada del ferrocarril a la zona, tren del que los bancos de Girona eran en parte propietarios. También influiría en su decisión el escaso precio a pagar por la misma, dado el ataque ya mencionado de la filoxera a unos viñedos que cubrían una parte grande del territorio de su nueva propiedad. Su sustitución por algarrobos, tal como se ve en alguna acta del Ayuntamiento de inicios del siglo XX, no debía aportar a la zona una gran riqueza.
Y, sin duda, la posible idea de la ampliación se vio completamente reforzada cuando el mismo Girona situó en 1903 —a menos de 500 metros de la Estación de tren y frente a ella— la construcción de la nueva iglesia que donaba a Castelldefels, a la que ubicó en un solar agrícola sin ninguna casa cerca, fruto de la cesión que para tal fin había realizado unos años antes Concepción Costa, madre de Arcadi Balaguer Costa, que era entonces una de las mayores terratenientes del término municipal junto a Girona y a Francisco Viñas.
Los terrenos se enclavaban entre la montaña del Castillo y el cerrito de la Muntanyeta, en la llamada “gleva” (gleba o campo cultivado, en español) de Can Valls, cuyo nombre nos indica que era un terreno que pertenecía o había pertenecido a la masía del siglo XVI mismo nombre (situada en la Muntanyeta) que en esa época ya estaba abandonada y en franca decadencia, con sus muros derruidos, conservándose sólo en pie el torreón que la acompañaba.
La decisión de donar este terreno para una iglesia tenía que ver con los deseos de Concepción Costa y del párroco Juan Claramunt de edificar una nueva parroquia debido al mal estado de la casa rectoral y de la iglesia del castillo (que como el resto del edificio se mantenía en pie con dificultades), y por lo dificultoso del acceso hasta dicho templo, con una incómoda subida, lo que prohibía el poder ir a los oficios religiosos a las personas de cierta edad o con problemas de salud.
La viuda de Balaguer (una de las mayores contribuyentes del municipio) cedió el terreno y donó una parte del presupuesto que se requería para la nueva construcción, pero tanto ella como el párroco sabían que se precisaba la cooperación de los vecinos de Castelldefels, ya fuera con su trabajo o con su dinero, para acabarla. El Ayuntamiento acordó hacer una propuesta de donativos incluso a los contribuyentes que no residían en el término municipal. Y el que aceptó la demanda fue Manuel Girona…
Sin duda influyó en el buen ánimo de la familia Balaguer de donar el terreno el que el mismo fuera barato y muy accesible desde el resto del pueblo al estar en llano. Posteriormente, las mismas razones debieron contar cuando su hijo también donó algunos solares, entre 1926 y 1931, en las actuales plazas de la Iglesia y de España, como el del propio Ayuntamiento, el de una escuela o el de una fuente pública.
En ello no sólo hubo algo de paternalismo hacia una población con pocos recursos, frecuente en el tiempo, sino que es posible entrever razones especulativas en los donantes, por su posible deseo de afianzar a la larga la creación de un ‘nuevo centro’ en una población muy pequeña que era previsible que pudiera crecer bastante, como les pasaba a otras de su entorno.
Muchas de las industrias de una pujante Barcelona necesitaban pueblos cercanos a ella bien comunicados por tren y carretera —y con suelo barato— para expandirse, como hizo la Compañía Roca Radiadores en Gavà a principios de la década de 1920.
Volviendo a la iglesia, siempre se ha dicho que Girona hizo seguramente su donación de la misma al municipio para poder usar la de ‘su’ Castillo como capilla privada llegado el caso. Dada la edad que tenía entonces, 85 años, creemos que es dudoso que pensara en venir muy a menudo por Castelldefels y menos para oír misa, aunque es cierto que vino en ocasiones, incluso a alguna fiesta con las autoridades de la comarca y de Barcelona (tanto civiles como militares) en 1902. Tal vez fue sobre todo el deseo de que nadie ajeno entrara en su finca. También su generosidad pía en la vejez, típica de la época, debió ayudar y, así mismo, debió pesar posiblemente su visión menos espiritual sobre el aumento del valor de los terrenos del llano gracias a ello.
EL INICIO DEL CAMBIO DEL EJE DE CASTELLDEFELS
A finales del siglo XIX e inicios del XX los escasos habitantes de Castelldefels vieron sucederse una serie de importantes novedades en su término municipal tras casi un milenio de existencia.
Así, el tren llegaba el 29 de diciembre de 1881 a un primer apeadero ubicado en el lugar donde en 1883 se inauguraba la nueva Estación. Ésta se hallaba entonces casi completamente aislada, sin viviendas cerca, en el mismo solar en el que ciento veintiocho años después aún se ve, en el fondo de la plaza cuyo nombre está dedicado a la misma. Por motivos que ignoramos se la situó en un espacio algo alejado del antiguo centro del núcleo urbano, que se correspondía entonces con la actual Plaça Major del Poble Vell (plaza cuyo nombre ha pervivido hasta ahora).
También en 1881 se abría al tránsito la carretera de Santa Creu de Calafell (la actual av. de la Constitució), que facilitaba —y aún facilita— enormemente el tráfico rodado de vehículos entre las poblaciones de Sant Boi, Viladecans, Castelldefels y Gavá, así como hacia Sitges. Se construyó a su paso por el pueblo a sólo cincuenta metros de las vías del tren y en paralelo a éstas, al tiempo que se instalaban en sus inmediaciones algunos comercios como Casa Guardià.
Es más que probable que en los años siguientes algunas autoridades y grandes terratenientes del municipio (que más o menos eran los mismos) empezaran a pensar en que el crecimiento del lugar tendría que ser desde el centro del pueblo en aquella época hacia la nueva estación y carretera. Especialmente tras ser las viñas atacadas por un minúsculo insecto llamado filoxera y cuya plaga, que se extendió por Catalunya a partir del año 1877, hizo que éstas perdieran su valor. Con seguridad muchos se plantearon que con las nuevas vías de comunicación quizás se revalorizarían algo unas fincas empobrecidas en las décadas del cambio de siglo…
Pero no había mucha prisa, pese a todo. En el Castelldefels de la época, sin industrias aún, había sólo unos trescientos habitantes dedicados en su mayoría a las faenas del campo.
En un posible aumento del precio de la tierra tal vez no pensaron sólo los del pueblo. En el año 1897, con casi ochenta años de edad, compraba los amplios terrenos de la antigua baronía del Eramprunyà el financiero y senador Manuel Girona i Agrafel (1818—1905). Con ellos adquiría también (quizás de rebote) el semiderruido Castillo de Castelldefels, al que restauraba en parte con unas obras apresuradas.
Algunos autores indican que se hizo dueño de estas posesiones a precio de saldo, en previsión de que su cotización subiría cuando al poco las mismas se urbanizaran, como efectivamente pasó en muchos casos. Ciertamente, la compra de la baronía y sus terrenos poco antes de acabar el siglo XIX se debe relacionar con la llegada del ferrocarril a la zona, tren del que los bancos de Girona eran en parte propietarios. También influiría en su decisión el escaso precio a pagar por la misma, dado el ataque ya mencionado de la filoxera a unos viñedos que cubrían una parte grande del territorio de su nueva propiedad. Su sustitución por algarrobos, tal como se ve en alguna acta del Ayuntamiento de inicios del siglo XX, no debía aportar a la zona una gran riqueza.
Y, sin duda, la posible idea de la ampliación se vio completamente reforzada cuando el mismo Girona situó en 1903 —a menos de 500 metros de la Estación de tren y frente a ella— la construcción de la nueva iglesia que donaba a Castelldefels, a la que ubicó en un solar agrícola sin ninguna casa cerca, fruto de la cesión que para tal fin había realizado unos años antes Concepción Costa, madre de Arcadi Balaguer Costa, que era entonces una de las mayores terratenientes del término municipal junto a Girona y a Francisco Viñas.
Los terrenos se enclavaban entre la montaña del Castillo y el cerrito de la Muntanyeta, en la llamada “gleva” (gleba o campo cultivado, en español) de Can Valls, cuyo nombre nos indica que era un terreno que pertenecía o había pertenecido a la masía del siglo XVI mismo nombre (situada en la Muntanyeta) que en esa época ya estaba abandonada y en franca decadencia, con sus muros derruidos, conservándose sólo en pie el torreón que la acompañaba.
La decisión de donar este terreno para una iglesia tenía que ver con los deseos de Concepción Costa y del párroco Juan Claramunt de edificar una nueva parroquia debido al mal estado de la casa rectoral y de la iglesia del castillo (que como el resto del edificio se mantenía en pie con dificultades), y por lo dificultoso del acceso hasta dicho templo, con una incómoda subida, lo que prohibía el poder ir a los oficios religiosos a las personas de cierta edad o con problemas de salud.
La viuda de Balaguer (una de las mayores contribuyentes del municipio) cedió el terreno y donó una parte del presupuesto que se requería para la nueva construcción, pero tanto ella como el párroco sabían que se precisaba la cooperación de los vecinos de Castelldefels, ya fuera con su trabajo o con su dinero, para acabarla. El Ayuntamiento acordó hacer una propuesta de donativos incluso a los contribuyentes que no residían en el término municipal. Y el que aceptó la demanda fue Manuel Girona…
Sin duda influyó en el buen ánimo de la familia Balaguer de donar el terreno el que el mismo fuera barato y muy accesible desde el resto del pueblo al estar en llano. Posteriormente, las mismas razones debieron contar cuando su hijo también donó algunos solares, entre 1926 y 1931, en las actuales plazas de la Iglesia y de España, como el del propio Ayuntamiento, el de una escuela o el de una fuente pública.
En ello no sólo hubo algo de paternalismo hacia una población con pocos recursos, frecuente en el tiempo, sino que es posible entrever razones especulativas en los donantes, por su posible deseo de afianzar a la larga la creación de un ‘nuevo centro’ en una población muy pequeña que era previsible que pudiera crecer bastante, como les pasaba a otras de su entorno.
Muchas de las industrias de una pujante Barcelona necesitaban pueblos cercanos a ella bien comunicados por tren y carretera —y con suelo barato— para expandirse, como hizo la Compañía Roca Radiadores en Gavà a principios de la década de 1920.
Volviendo a la iglesia, siempre se ha dicho que Girona hizo seguramente su donación de la misma al municipio para poder usar la de ‘su’ Castillo como capilla privada llegado el caso. Dada la edad que tenía entonces, 85 años, creemos que es dudoso que pensara en venir muy a menudo por Castelldefels y menos para oír misa, aunque es cierto que vino en ocasiones, incluso a alguna fiesta con las autoridades de la comarca y de Barcelona (tanto civiles como militares) en 1902. Tal vez fue sobre todo el deseo de que nadie ajeno entrara en su finca. También su generosidad pía en la vejez, típica de la época, debió ayudar y, así mismo, debió pesar posiblemente su visión menos espiritual sobre el aumento del valor de los terrenos del llano gracias a ello.
La iglesia de Santa Maria, rodeada de viñas, una vez finalizada su construcción a finales del año 1909. (Arxiu Municipal) |
Probablemente, al espacio vacío frente a la nueva iglesia, una vez acabada ésta, se le conoció como plaza de la Iglesia (Plaça de l’Església) por los vecinos y el propio Ayuntamiento, aunque sin nombre oficial, al no estar urbanizada la zona en absoluto.
Basta un breve vistazo a algunas de las fotos de inicios del siglo XX para poder apercibirse del curioso aspecto entonces de la zona alrededor de la iglesia de Santa María de la Salud, completamente rodeada de viñas (que aún eran atacadas por la filoxera en aquel tiempo), sin edificios a su alrededor. Lo mismo se muestra en imágenes tomadas desde el Castillo, con una iglesia solitaria, justo enfrente de la estación de tren. Nada por delante, nada por detrás.
En cualquier caso, tras situar la estación y la iglesia cara a cara, la evolución del centro de la población quedaba marcada por ambas ubicaciones hace ahora un siglo.
LOS AÑOS VEINTE DEL SIGLO XX
A finales de 1926 las autoridades municipales aprobaban el proyecto de “Urbanización y Ensanche Sudoeste de Castelldefels” del arquitecto municipal José Mª Deu Amat , que planificaba por primera vez el entramado de calles situado entre la iglesia y la estación de ferrocarril, dando su diseño actual a la pl. de la Iglesia. El proyecto comprendía la zona que se extiende más o menos entre el Poble Vell, la iglesia, la carretera y la estación, así como el paseo que debía unir el aislado barrio de Les Botigues y la playa, y un incipiente paseo Marítimo que después se ampliaría hasta llegar a Gavà y Sitges, etc.
El ayuntamiento estaba en la Plaza Mayor y la zona entre la iglesia y la estación debían ser campos de cultivo, casi sin casa alguna como se ve en la foto de arriba.
La mayor parte del terreno en los alrededores de la Iglesia debía pertenecer a la familia Balaguer y, posiblemente, también a la familia Viñas y a los herederos de Manuel Girona, pero este dato no lo tenemos confirmado más que de modo indirecto, por la propiedad de los terrenos sobre los que se asentará la urbanización del área situada entre el Poble Vell y la pl. de la Iglesia algo más tarde, en 1932.
La mayor parte del terreno en los alrededores de la Iglesia debía pertenecer a la familia Balaguer y, posiblemente, también a la familia Viñas y a los herederos de Manuel Girona, pero este dato no lo tenemos confirmado más que de modo indirecto, por la propiedad de los terrenos sobre los que se asentará la urbanización del área situada entre el Poble Vell y la pl. de la Iglesia algo más tarde, en 1932.
Arcadi Balaguer, por otra parte, había colaborado en facilitar el nacimiento de este proyecto de urbanización al escribir al Consistorio el 4 de marzo de 1926, tal como consta en el acta de Pleno del Ayuntamiento del 28 de marzo del mismo año, que “queriendo dar una prueba de la gran consideración que le merecen los intereses de esta localidad, cede gratuitamente al Ayuntamiento, como representante legal del pueblo de Castelldefels, dos porciones de terreno de cabida respectivamente mil siete [sic] cientos cincuenta y ocho metros cuadrados treinta y cinco decímetros cuadrados y mil setecientos sesenta y tres metros cuadrados cinco decímetros cuadrados con destino la primera porción a Escuelas Nacionales y dependencias y la segunda a Casa Consistorial, y también dependencias anexas”, donación que fue aceptada en el mismo Pleno, el cual además acordó “dar el nombre de Arcadio Balaguer a la calle en proyecto del plano parcial de urbanización aprobado por el Ayuntamiento a dicho señor, comprendida entre los terrenos cedidos y que atraviesa la plaza de la Iglesia”. La prolongación de la c/ Arcadi Balaguer hacia el noreste, más allá de la plaza de la Iglesia y hacia el Poble Vell y Gavà, fue siguiendo una especie de diagonal que trazaba un ramal del antiguo Camí Ral de Valencia que se internaba en la población.
Ambas construcciones en dichos solares tardaron bastante tiempo en ser ejecutadas, por lo que el edificio de la Iglesia fue el único que funcionó en la plaza hasta el fin de la Guerra Civil, aunque con diferentes usos no siempre religiosos.
El ensanche aprobado en 1926, además, iba a ser muy necesario poco tiempo después por otra causa. Las probables expectativas que se habían ido creando entre los dueños de propiedades se vieron colmadas con la instalación de la fábrica de La Rocalla en Castelldefels. Su construcción y puesta en marcha entre 1929 y 1932 supuso un fuerte aumento de población en la localidad por sus trabajadores y trabajadoras, así como por sus familias, que inicialmente residieron en casas por la actual c/ Doctor Trueta y por la c/ Santiago Rusiñol (demolidas las últimas de éstas en el 2007).
Un plano del mismo se conserva, y lo publicamos en esta misma entrada, algo más abajo. En él, sólo hay una calle con su nombre el "Paseo de la Estación a la Iglesia", que es la actual Av. de Santa María.
Un plano del mismo se conserva, y lo publicamos en esta misma entrada, algo más abajo. En él, sólo hay una calle con su nombre el "Paseo de la Estación a la Iglesia", que es la actual Av. de Santa María.
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La población de Castelldefels fue pasando de 365 habitantes en 1920, a 797 en 1930 y 2.013 en 1940 (pese a la Guerra Civil), y el número de edificaciones se multiplicó por tres en veinte años, aumentando hasta un total de 243 edificaciones hacia el año 1939.
También en la segunda mitad de los años veinte llegaba la electricidad a la localidad, gracias a los buenos oficios de Arcadi Balaguer, lo que facilitaría la ubicación antes comentada de La Rocalla o la primera iluminación eléctrica pública del pueblo, con ocho luces que se colocaron en la c/ Major, en el llamado “paseo de la Iglesia” (que no debía ser la actual c/ Iglesia, sino tal vez el camino de la Estación hasta la iglesia) y en la misma pl. de la Iglesia.
Un leve cambio en la imagen de la iglesia fue que en el año 1929 se realizaba por José Mª Deu el proyecto de una nueva rectoría y sacristía adosadas a la iglesia por su lado oeste (el que da en la actualidad a la c/ Pintor Serrasanta), reformándose también en el año 1930 por el mismo arquitecto la antigua rectoría original, situada al otro lado de la iglesia, para convertirla en un salón de actos y en dos viviendas.
Dicho espacio no queda claro quien lo financió pero, dado el problema de espacios educativos que tenía el municipio, se llegó a un acuerdo con el sacerdote de la iglesia para hacer servir la antigua rectoría una vez se reformara —tras acabar las obras de la nueva— como escuela pública, según el acta del Pleno del 15 de septiembre de 1930.
Pero esta buena relación entre el Ayuntamiento y la iglesia varió con la llegada de la República. El pacto entre el equipo de gobierno municipal y el capellán se anuló el 6 de mayo de 1931, al medio mes de la llegada de la nueva administración.
Las cosas aún cambiaron mucho más con la Guerra Civil... pese a que, como veremos, durante la misma, finalmente el espacio volvió a ser necesario que se usara para impartir clase.
EL TIEMPO DE LA REPÚBLICA, HASTA LA GUERRA
Por fin, en el acta del Pleno del Ayuntamiento de 4 de mayo de 1931 se daban los nuevos nombres a las calles proyectadas en 1926, cuya relación y variaciones veremos en el siguiente apartado de este trabajo.
En dicho texto municipal se denominaba como pl. de Pi i Margall a la actual pl. de la Iglesia. Era su primer nombre oficial, en recuerdo de Francesc Pi i Margall (1824—1901), presidente catalán del gobierno español durante la Primera República Española, entre el 11 de junio y el 18 de julio de 1873.
A continuación, se indicaba asimismo como de nuevo el arquitecto municipal José Mª Deu hacía entrega del “proyecto completo del grupo escolar unitario para ambos sexos y dos pabellones para los maestros respectivos […] renunciando Deu a todos los honorarios”, que sería la base del posterior colegio Lluís Vives que estuvo durante muchos años en la c/ Arcadi Balaguer y que en la actualidad se conoce como CEIP Josep Guinovart. La construcción de la nueva escuela empezaba entonces con su dificultoso trayecto.
Las casas para los maestros se construirían justo enfrente de la escuela, en terrenos que habían sido también donados por Balaguer en la calle que lleva su nombre, en el solar que ahora ocupa el edificio nuevo del Ayuntamiento desde el año 2000.
Pero la habitabilidad de la zona requería dar más pasos. Fruto de ese interés vemos como en otro acta de Pleno, ahora del 7 de septiembre de 1931, se resolvía “demanar a D. Arcadi Balaguer Costa la deguda autorització per a fer un pou de proba (que en cas de donar els resultats perseguits quedaria com a definitiu proveïdor d’aigua a la població) en aquells terrenys propietat del dit Sr. Balaguer conegut pel Camp de la Vila i que en l’actualitat te en arrendament o parceria al vehí de Gavà Josep Cardona Pujol”. Seguramente este espacio era la actual pl. de España. También se le pidió a Balaguer la cesión al Ayuntamiento a perpetuidad de los terrenos del pozo.
Debió contestar que sí el terrateniente, ya que la población gozó de dicha fuente durante muchas décadas. Otro dato para pensar en el sí de Balaguer es que en el Pleno de 13 de octubre de 1931, que presidía el alcalde Josep Vilardell, se indicaba que “a continuació s’ha posat de manifest per la Presidencia el gran nombre d’actes d’altruisme portats a cap per D. Arcadi Balaguer Costa, tots ells en benefici del ornat [sic] i engrandiment de la població; s’acorda per unanimitat nominar a dit Sr. fill predilecte de Castelldefels, donant un vot a la presidència per a que s’encarregui de gestionar la confecció del corresponent pergamí en el que consti el acord a l’interessat”.
Poco a poco algunas zonas de su entorno, como la manzana entre las actuales c/ 11 de Setembre y del Dr. Trueta, se fueron poblando con unos pocos edificios nuevos más para los trabajadores de La Rocalla, como se ve por las imágenes de la época.
En el año 1932, tras finalizar las obras de la nueva fábrica, se da un paso más y se aprueba la urbanización de otras nuevas fincas de Arcadi Balaguer así como de Salvador Viñas que enlazaban el nuevo ensanche con el antiguo centro de la población.
Seguirá habiendo un amplio espacio vacío alrededor de la iglesia hasta las masías del siglo XVI más próximas o hasta el núcleo del exiguo Poble Vell. Sólo la escuela en construcción junto a la pl. de Pi i Margall (que en la actualidad es la de la Iglesia), modificaba algo el panorama.
LOS NOMBRES DE LAS CALLES DEL ENTORNO DE LA IGLESIA DURANTE LA REPÚBLICA HASTA LA GUERRA CIVIL
Como hemos visto, el área que se abría ante la puerta de la nueva iglesia se le conoció popularmente en Castelldefels como plaza de la Iglesia, pese a no estar urbanizada la zona en absoluto.
Que así era conocida se puede deducir por el uso de dicho término en el acta del Pleno de 28 de marzo de 1926, en la se daba oficialmente su nombre actual c/ de Arcadi Balaguer y donde se citaba que la misma atravesaba ‘la plaza de la Iglesia’.
El que no era un nombre ‘oficial’ lo pensamos debido a que tras el proyecto de urbanización de toda la zona aprobado en 1926, al proceder a dar nombre a las calles planificadas en el mismo en el Pleno de 4 de mayo de 1931 (cuando aún no se cumplía un mes del advenimiento de la segunda República), leemos que la plaza se menciona meramente como un espacio frente a la iglesia, sin nombre propio, a la que se da nombre oficial por primera vez.
Así, se decidió en dicha reunión:
“Rotular las calles del plano de urbanización del ensanche S. O. de Castelldefels, con las siguientes denominaciones:
“Rotular las calles del plano de urbanización del ensanche S. O. de Castelldefels, con las siguientes denominaciones:
- Boulevar [sic] de la República a la avenida que une la estación de Ferrocarril con la plaza que existe frente a la iglesia designada en el proyecto con las letras J.J.
- [...actual Av. Santa María...].
- Plaza de Pi i Margall a la que existe frente a la Iglesia
- [...actual Pl. Església...].
- Francisco Maciá [sic] a la calle señalada en el proyecto con las letras L.L.
- [...actual C/ Dr. Trueta...].
- Plaza de los Mártires de Jaca a la situada en el cruce de la calle de Arcadi Balaguer y la designada en el proyecto con las letras S.S.
- [...actual Pl. Sant Jaume...].
- Rambla del Catorce de Abril a la que une la plaza de los Mártires de Jaca con la carretera de Santa Cruz de Calafell
- [...actual Av. 301...].
- De 1º de Mayo a la calle señalada en el proyecto con las letras Ñ.Ñ.
- [...actual C/ 11 de setembre...]
- De Niceto Alcalá Zamora a la señalada en el proyecto con las letras F.F1.
- [...actual C/ Pompeu Fabra...].
- Calle de la Libertad a la designada con las letras B.B1.
- [...sigue siendo ahora la C/ Llibertat...]
Los nombres de algunas calles planificadas en el centro de la ciudad hacia 1935. (Alfonso López Borgoñoz) |
Gracias a haberse conservado el plano, se pueden conocer exactamente el nombre de las calles que se indican en el acta. El Ayuntamiento en su Pleno de 15 de junio de 1931 mandaba ya comprar y situar los rótulos de las calles, orden que suponemos se cumplió, aunque nadie conserva memoria ya de ellos.
Aunque para muchos los nombres puestos a las calles en aquel pleno de la República (o los impuestos durante el franquismo) está claro lo que indican (y a quiénes o qué se refieren), vale la pena recordar en un par de líneas las personas a las que se dedicó cada espacio, ya que por mi experiencia he podido comprobar que muchas de las fechas y personajes ya han sido olvidados por la mayoría en muchos casos.
Por lo aprobado en el Pleno citado de inicios de la República, ya hemos visto y comentado que el primer nombre oficial que recibió nuestra ahora céntrica plaza fue el de Pi i Margall, que ya hemos indicado que fue un breve presidente catalán del gobierno español durante la Primera República durante poco más de un mes del verano de 1873.
Sin embargo, el primer espacio en ser citado en el pleno que dio el nombre a las calles no fue el de la pl. Iglesia, sino el del bulevar de la República, que sin duda, es la actual avenida de Santa María (y que antes tal vez fuera conocida por los habitantes como paseo de la Iglesia). Seguramente este paseo fue sentido por las autoridades de la época como la que sería con el tiempo la vía más importante de todas.
Tal como se ve en el plano de 1926 que publicamos algo más arriba, el nombre de pl. de los Mártires de Jaca se dio a la actual plaza de Sant Jaume, en el actual barrio de Montemar, que en esa época ya estaba planificado. El nombre de la rambla 14 de abril, conectada con esta plaza, se refiere a la actual avenida 301. Su nombre nos habla de la fecha del 14 de abril de 1931, cuando se proclamó la Segunda República española.
[Nota: Por error he publicado en el libro sobre la Iglesia conmemorativo de su centenario que el nombre de Pl. Mártires de Jaca correspondía a la actual plaza delimitada por las calles Major, Dr. Barraquer, Arcadi Balaguer y Einstein y que se dio el nombre de Av. 14 de abril a la porción de la actual c/ Dr. Barraquer entre la Av. Constitució -antigua carretera de Santa Creu de Calafell- y la c/ Arcadi Balaguer...]
[Nota: Por error he publicado en el libro sobre la Iglesia conmemorativo de su centenario que el nombre de Pl. Mártires de Jaca correspondía a la actual plaza delimitada por las calles Major, Dr. Barraquer, Arcadi Balaguer y Einstein y que se dio el nombre de Av. 14 de abril a la porción de la actual c/ Dr. Barraquer entre la Av. Constitució -antigua carretera de Santa Creu de Calafell- y la c/ Arcadi Balaguer...]
La c/ Francesc Macià que se indica no tiene nada que ver con el espacio del mismo nombre dedicado al president de la Generalitat que hoy existe en Castelldefels, que es de los años noventa del siglo XX. Entonces, tal como se ve en el plano que se adjunta, se corresponde con la actual C/ Dr. Trueta.
De una calle, la dedicada al 1º de Mayo, dedicada a la fiesta de los trabajadores del 1º de mayo, no tiene nada que ver con la actual avenida del mismo nombre y si con otra calle denominada en la actualidad con otra fecha, la C/ 11 de setembre.
La dedicada a Niceto Alcalá-Zamora y Torres (1877–1949), tuvo este nombre por el primer presidente de la Segunda República española, cargo que ocupaba justo en el momento de poner el nombre a su calle y en el que estuvo desde el 14 de abril al 14 de octubre de 1931. Se corresponde con la actual C/ Pompeu Fabra.
La dedicada a Niceto Alcalá-Zamora y Torres (1877–1949), tuvo este nombre por el primer presidente de la Segunda República española, cargo que ocupaba justo en el momento de poner el nombre a su calle y en el que estuvo desde el 14 de abril al 14 de octubre de 1931. Se corresponde con la actual C/ Pompeu Fabra.
La c/ Libertad es la misma que la actual, ya que durante el franquismo se conservó sorprendentemente la denominación, aunque sin duda no lo que se entendía por la misma.
Como curiosidad, no se cita la pl. de la Estación, siendo su actual área ocupada en aquel momento por el mismo bulevar de la República que iba desde la Estación hasta la plaza de la Iglesia. Probablemente la plaza que nos permite acceder al tren recibiría su nombre tras su primera urbanización con el franquismo.
LA GUERRA CIVIL
Tiempos convulsos. En el año 1936, en los inicios del conflicto armado, se incendia intencionadamente la iglesia y sus archivos. También se destruyen dos figuras representativas de evangelistas y el campanario, cuya refacción no tuvo lugar hasta medio siglo más tarde, en 1988.
A partir del incendio, con su techo medio destruido —por ser de madera— y las paredes requemadas, la iglesia pasó a ser usada como una especie de mercado público, con diferentes paradas de personas de Castelldefels o de Gavà hasta el final de la contienda.
Durante la guerra, el edificio religioso pasó por varias circunstancias más. Por el acta del Pleno del Ayuntamiento del 3 diciembre de 1936 vemos que se continúan en ese momento las obras de la edificación de la “ex–església” [sic] suspendidas hasta ese día, que suponemos que se debe referir a algunos arreglos de los desperfectos ocasionados por el incendio.
La antigua rectoría, situada al este (cerca de la actual av. 1r de Maig), fue usada como sede de las Juventudes Libertarias, y pintada toda su fachada con sus colores rojo y negro en diagonal . El 4 de noviembre de 1937, sin embargo, el Pleno del Ayuntamiento mandaba que dichas Juventudes desalojaran ese espacio y, tal como indica el acta de dicha reunión, se acordó “instal·lar una de les classes de l’Escola Nacional en el local que ocupaven les Joventuts Llibertàries a l’ex–Rectoria”, decisión que se corroboraba en el Pleno de 9 de diciembre de 1937.
La construcción de la escuela, por su parte, costó muchos esfuerzos por la problemática de la guerra, pese a la preocupación que la misma constituía para las autoridades locales, tal como vemos reiteradamente en los plenos y por las gestiones que se van efectuando.
Como se ve en el acta de Pleno del 22 de junio de 1938, incluso el cemento que había para construir su techado fue consumido en un momento dado para diversas obras, probablemente en el Castillo, por un paleta de las Brigadas Internacionales, en una de las pocas notas en un pleno en las que se deja constancia de la presencia de éstas .
VARIACIONES EN LOS NOMBRES DE LAS CALLES DURANTE EL CONFLICTO ARMADO
La pl. de la Iglesia (Pi i Margall, en la época) no parece que se viera afectada por los cambios en las denominaciones de nuestras vías que se introdujeron en el Pleno del 10 de diciembre de 1936, durante la Guerra Civil, pero sí varias calles muy próximas a ella.
VARIACIONES EN LOS NOMBRES DE LAS CALLES DURANTE EL CONFLICTO ARMADO
La pl. de la Iglesia (Pi i Margall, en la época) no parece que se viera afectada por los cambios en las denominaciones de nuestras vías que se introdujeron en el Pleno del 10 de diciembre de 1936, durante la Guerra Civil, pero sí varias calles muy próximas a ella.
Nombres de las calles del centro, tras el pleno del 12 de diciembre de 1936. (Alfonso López Borgoñoz) |
Así, al bulevar de la República se le dio entonces el nombre de Buenaventura Durruti en honor de José Buenaventura Durruti Domínguez (1896-1936) un anarquista español que había muerto el 20 de noviembre, en Madrid durante la Guerra Civil. A la carretera de Santa Creu de Calafell el de carretera Lina Odena, por Paulina Odena García (1911-1936), joven militante comunista de Barcelona, del PCE, que había muerto en Granada el 14 de septiembre, con motivo de la Guerra Civil. Como vemos, las dos vías más importantes del pueblo se dedicaron a un anarquista fallecido y a una comunista fallecida, el y ella muy conocidos en Catalunya, que habían muerto hacía muy poco, para ayudar a recordar a los caídos por la República.
Con la siguiente calle cuyo nombre se varió nos topamos con una leve duda, ya que se indica que se cambia el nombre de Molinot por el de av. Lenin. No sabemos si se refiere a la actual c/ del Molinot o a la travessera del Molinot —ahora c/ Gauss desde el Pleno de 29 de mayo de 2008—, pero supongo que se debe referir a esta última. El nombre de Lenin se le puso por Vladímir Ilitx Ulianov “Lenin” (1870-1924), que fue el principal líder comunista de la Revolución rusa de octubre de 1917 y el primer presidente de la Unión Soviética. Obviamente, la c/ (o tva.) Molinot recuperó su nombre con el franquismo.
El último cambio fue quitar el nombre del terrateniente Arcadi Balaguer, de derechas, a la calle que tenía su nombre y ponerle c/ Estudis por la escuela que se construía en la misma.
LA PLAZA DURANTE LOS PRIMEROS AÑOS DEL FRANQUISMO
A mediados de 1939, tras la llegada de las tropas franquistas y tras darse el último remate a su edificio casi acabado, por fin se abría el Colegio Lluís Vives, la primera escuela pública de Castelldefels construida como tal.
La plaza Pi i Margall fue rápidamente renombrada como pl. de la Iglesia. El nombre de un presidente de República española, aunque fuera de la primera, no debía ser muy del agrado de las nuevas autoridades. Tampoco lo debió ser el de bulevar de Durruti, que pronto se cambió por el de Santa María. Incluso el afrancesado bulevar se cambió por el de avenida. Hubo más cambios en las denominaciones, claro, como luego estudiaremos.
En los cuarenta, la pl. de la Iglesia (y una parte de sus alrededores) siguió vacía salvo por el edificio religioso que le daba nombre y por la escuela en una de sus esquinas. No sucedía así, sin embargo, con la av. de Santa María que, poco a poco, se había ido llenando de edificios de una planta o dos, así como se iban construyendo otros lentamente en las manzanas situadas más próximas a la carretera. Incluso en dicha zona funcionaba el primer cine de la población, el llamado Cine Cataluña.
En 1947 continua la expansión hacia el oeste del pueblo, autorizándose en la segunda mitad de dicho año la prolongación de la c/ Arcadi Balaguer, que pasaba frente al colegio, para que llegara hasta Montemar por su sector sudoeste (y, más tarde, a que se enlazara dicho nuevo barrio con la carretera).
La construcción de esta enorme urbanización y de otras hacia Sitges y hacia Gavà, así como por la playa y por la Pineda, hizo que —hasta la urbanización en los años noventa del siglo XX del barrio de la Muntanyeta— el plano de la urbe durante medio siglo fuera peculiar, con un reducido cuello de botella situado entre la pl. de la Estación y la pl. de la Iglesia, de medio kilómetro de extensión, y con tres o cuatro enormes áreas urbanizadas tanto al nordeste como al suroeste, así como en la playa.
En cualquier caso, el ‘nuevo centro’ continuaba con su historia, y en el mes de abril de dicho año de 1947, el escultor Enrique Babot, vecino de la población que trabajaba en La Rocalla, daba los últimos toques a una escultura de cemento dedicada a la Caperucita Roja y al Lobo, con materiales pagados por el Ayuntamiento, para que fuera instalada sobre la fuente pública de la pl. de España, ahora sí llamada así, cuyos terrenos —como ya hemos visto— habían sido una donación de Arcadi Balaguer al inicio de la República.
En 1948 se inicia la reconstrucción, de la propia iglesia, tras el enorme deterioro que sufrió durante la Guerra Civil. La misma viviría importantes arreglos y modificaciones, en una obra de la que se encargó Nil Tusquets i Cabirol, arquitecto municipal adjunto, que la rehizo con tres naves y le añadió (o dio su aspecto actual) a la rectoría . Tras finalizarse estas obras, Josep Serra Santa (conocido como Serrasanta) pintó al temple el altar mayor y los ábsides a mediados de 1952, terminando al fresco la pintura de sus paredes laterales en 1957.
EL AYUNTAMIENTO LLEGA A LA PLAZA
El Ayuntamiento tardó en llegar a la plaza, pero pese a ello fue el segundo edificio tras la iglesia.
El consistorio anteriormente, desde como mínimo el siglo XIX hasta inicios de los años treinta, había estado muy cerca de la pl. Major, en un edificio en mal estado en el que trabajaban una o dos personas.
Durante la República, y dada la expansión hacia el sudoeste, cambió su sede a otro lugar y se situó en la carretera de Santa Creu de Calafell (ahora av. Constitució) en la esquina con la actual c/ Dr. Trueta. Pero esa ubicación del edificio del Ayuntamiento era “provisional”, ya que en el año 1926 Arcadi Balaguer Costa ya hemos visto que había donado unos terrenos para la construcción de la nueva Casa Consistorial.
Ayuntamiento desde mediados de la Guerra Civil hasta 1951 (ubicado en la esquina de las actuales Av. Constitución y C/ Dr. Trueta) |
A inicios de 1949, con un pueblo que superaba ya los dos mil habitantes, el Pleno municipal presidido por Francisco Casacuberta Roger decidió estudiar la construcción de un nuevo Ayuntamiento que diera faena a los parados del municipio. El 7 de mayo del 1950, siendo alcalde Francisco Viñas Llonch, se aprobaban los planos de la nueva Casa Consistorial, que se inauguraba el 14 de agosto de 1951, durante la Fiesta Mayor. El edificio fue también proyectado por el arquitecto municipal adjunto Nil Tusquets, que luego fue así mismo el encargado de dirigir las obras que llevó a cabo la empresa Construcciones Castelló.
Cinco mes después tenía lugar el último acto de esta inauguración con la colocación el 24 de enero de 1952, en el aniversario de la entrada de las tropas franquistas en Castelldefels, de una inscripción en mármol en las escaleras del nuevo edificio, entre la planta baja y la primera, que aún perdura.
Muy poco después de construirse el Ayuntamiento, entre finales de 1951 y 1952, se ejecutaba el proyecto de la primera ornamentación y construcción de la pl. de la Iglesia, que duró hasta que ésta fue transformada en zona peatonal en 1999.
Desde entonces hasta finales de los años cincuenta vemos como se va llenando de casas cada vez más el centro, especialmente la av. de Santa María y la c/ Arcadio Balaguer, y que la c/ Iglesia continua siendo un camino arbolado, sin casas. La pl. de la Iglesia ya tiene edificios en sus esquinas con la av. Santa María y con la actual c/ 11 de Setembre (entonces c/ 18 de julio), pero carece de ellos en el tramo comprendido entre las calles de Arcadi Balaguer e Iglesia. Por detrás de la iglesia continuaba sin haber ninguna urbanización.
LOS AÑOS SESENTA Y SETENTA. EVOLUCIÓN DE LA ESCUELA LLUÍS VIVES Y DE LA CASA CONSISTORIAL
Uno de los momentos más recordados de inicios de los sesenta, con abundante material fotográfico, es el de la gran nevada que empezó durante la noche del 24 de diciembre de 1962 y acabó dos días después cubriendo de blanco toda la plaza, con un grosor de nieve en alguna zona de hasta 70 cm.
Pero más allá de la dura meteorología invernal, los problemas con las plazas escolares continuaban. Tras haber pasado un par de décadas desde la apertura de la primera Escuela Lluís Vives, y debido a que continuaba creciendo el número de vecinos y vecinas del término municipal, en el año 1957 (con una población de más de tres mil habitantes) se hizo un estudio para la edificación de una nueva escuela en la misma plaza, que también iba a ser llamada Lluís Vives al ser un complemento de la anterior. El nuevo centro consistiría en tres aulas en una sola planta y se acabó a inicios de los años sesenta en la esquina de la plaza con la subida al Castillo, cuando aún ni siquiera estaba abierta la c/ Iglesia.
Tras su edificación se comprobó en seguida que era pequeña para lo que se precisaba, aprobándose en 1965 la construcción de una segunda planta con tres aulas más sobre las existentes. Sin embargo, en 1968, al quererse edificar la ampliación, se detectaron anomalías en las paredes de carga y en el techo que llevaron a los técnicos a pedir la demolición del edificio y la construcción de uno nuevo.
Dado ello, al principio se pensó en no continuar con la idea de añadir el nuevo espacio y sólo se procedió al reforzamiento y reparación de su estructura, pero ante la imperiosa necesidad de plazas escolares se procedió finalmente a la construcción de las plantas superiores a inicios de los años setenta, cuyas obras acabaron en octubre de 1972.
Pero no sólo se elevaba en ese momento el tamaño de esta escuela. La presión del crecimiento demográfico del municipio obligaba a ponerse al día a todas las instituciones públicas presentes en la pl. de la Iglesia, como el propio Consistorio.
En el mes de febrero de 1967, en el Pleno, el aún alcalde Francisco Viñas proponía subir dos pisos más al edificio del Ayuntamiento, decisión que no fue aprobada hasta el Pleno del 7 de febrero de 1971, bajo mandato entonces de Fernando de Ercilla Ayestarán. Poco más de un año después, en abril de 1972, finalizaban también estas obras de ampliación.
Por otro lado, y en general, entre 1960 y 1980 la pl. de la Iglesia cambia notablemente, creciendo por todo el área la altura de los edificios. Se abre por fin y se puebla rápidamente la c/ Iglesia al final de la década de lo sesenta, y en la siguiente se acaban por completar todas las edificaciones en la pl. de la Iglesia.
Otro cambio significativo para la memoria popular sentimental de mucha gente fue que hacia 1970 se sustituyó la estatua que coronaba la fuente de la pl. España. De ser la Caperucita y el lobo pasó a ser un busto del fundador de falange, José Antonio Primo de Rivera, el cual fue retirado con la llegada de la democracia en 1979, al igual que otro del llamado (por los suyos) Generalísimo que estaba en la actual pl. Pau Casals.
DE PI I MARGALL A CARRERO BLANCO. LOS NOMBRES DE ALGUNAS CALLES DEL CENTRO DURANTE EL FRANQUISMO
Obviamente, ya hemos visto como tras la llegada de las tropas franquistas el 24 de enero de 1939 y de la constitución al día siguiente de la nueva junta gestora municipal, algunas calles volvieron a cambiar rápidamente de denominación, aunque no tenemos constancia de la fecha exacta de dicho hecho por no haber sido capaz de encontrar ningún documento oficial en que ello se recoja.
Lo que sí sabemos es que la plaza dejó de ser conocida como pl. Pi i Margall y pasó a denominarse oficialmente como pl. de la Iglesia. Es posible que, realmente, para la mayor parte de la población ese fuera en realidad su nombre más usado (salvo por cuestiones políticas) durante la República y que el nombre oficial nunca fuera muy utilizado por la mayoría de los habitantes del término municipal para designar ese espacio aún sin urbanizar. Con pocos habitantes, la gente conocía las calles o plazas o bien por sus edificios más famosos (como iglesia, Can Roca de Baix, etc.) o bien por su vecinos o conocidos, más que por sus nombres oficiales.
Otro cambio significativo fue el de la carretera de Lina Odena, que pasó a ser conocida como Vía Triunfal (al haber sido efectuada por ella la entrada de las tropas antirrepublicanas). Ya hemos comentado que se cambió también el del bulevar de Buenaventura Durruti, que pasó a conocerse con el nombre mucho más pío y afecto al nuevo régimen ultraconservador de av. Santa María. También los Mártires de Jaca perdieron su placita... que se ha quedado sin nombre.
Pero hubo más variaciones. A la calle que ahora conocemos dedicada al Dr. Trueta se la conoció como c/ José Antonio, nombre puesto en memoria de José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia (1903–1936), político español durante la IIª República, fundador de la derechista Falange Española, ejecutado al inicio de la Guerra Civil.
A la actual c/ Pompeu Fabra se la llamó c/ Calvo Sotelo, por José Calvo Sotelo (1893—1936), político conservador español, ministro de Hacienda entre 1925 y 1930 durante la Dictadura de Primo de Rivera, que fue asesinado pocos días antes del inicio de la Guerra Civil.
Asimismo, se denominaba como Paseo de la Paz al inicio de la actual av. 1r de Maig, c/ 18 de julio a la actual c/ 11 de Setembre (¡qué cambio de fechas!) y a la c/ Libertad se la continuó llamando igual.
Otro cambio fue el aprobado por el Pleno del Ayuntamiento de 4 de marzo de 1960, que dio el nombre de c/ Pintor Serrasanta a la que se hallaba al lado de la rectoría.
Después de la muerte en atentado en el mes de noviembre de 1973 del almirante franquista Carrero Blanco en Madrid, a partir de enero de 1974 el Ayuntamiento decidió dar un nuevo nombre a la plaza de la Iglesia y denominarla como pl. del Duque Carrero Blanco.
LA LLEGADA DE LA DEMOCRACIA
El 3 de abril de 1979 tenían lugar las primeras elecciones democráticas que se celebraban en Castelldefels desde las del 19 de enero de 1934, cuando la República. Cuarenta y cinco largos años, con una Guerra Civil y el franquismo de por medio.
Una de las primeras decisiones del ayuntamiento, cuyo primer alcalde fue Agustín Marina Pérez, fue la de erradicar los nombres franquistas de las calles y darles otros nuevos, más en consonancia con los tiempos de la democracia, como veremos en el siguiente apartado.
La parte de detrás de la iglesia, antes de urbanizarse (actual zona entre c/ Santiago Rusiñol y Av. Tarradellas), hacia 1990. |
La plaza desde su creación se había ido convirtiendo cada vez más en el centro administrativo, de paseo y del comercio de una parte importante de una población que crecía rápidamente (ver tabla al final). Cerca de dos mil personas por año en las últimas dos décadas.
Su centralidad aumentó notablemente con la urbanización de toda el gran área de La Muntanyeta que aún quedaba sin edificar a espaldas de la iglesia, pese al crecimiento de la ciudad. La construcción del barrio entre la iglesia, los colegios de Can Roca y de Torre Barona , la montaña del Castillo y Montemar, con una serie de calles nuevas que ya no hacían imprescindible la circulación por la pl. de la Iglesia, comenzó en el mes de octubre de 1992 (hace, pues, poco más de quince años).
Otro cambio notable en el aspecto de la pl. de la Iglesia en estos años es la reconstrucción en 1988 —en hierro pre-oxidado— del campanario que había sido destruido en los inicios de la Guerra Civil.
Cerca del núcleo histórico (al lado de la estación, al otro lado de la plaza que lleva su nombre y en un terreno aún casi vacío) y en la segunda mitad de los ochenta, tras haber hecho clases en aulas provisionales durante unos años, se construía también el primer instituto de secundaria, el IES Les Marines. Pocos años después se le uniría, justo al lado, el segundo instituto, el IES Josep Lluís Sert.
En el año 1983 otra importante arteria urbana, cercana a la plaza, la c/ Bisbe Urquinaona, se asfaltaba por primera vez y se remodelaba, facilitando así el acceso desde la pl. de la Iglesia a los poblados barrios de Vista Alegre y el Castillo.
Castelldefels iba cambiando de modo acelerado, a medida que iba creciendo la cifra de sus habitantes y sus necesidades.
Los nuevos hábitos ciudadanos y la nueva cultura urbana hizo aconsejable la creación, al igual que ya habían hecho otras ciudades, de una amplia zona peatonal en el centro de la población, cuyas obras se desarrollaron entre 1998 y los inicios del año siguiente. La nueva zona libre de tráfico se inauguró hace diez años, el 9 de mayo de 1999, y fue galardonada dicho año con el Premio de Accesibilidad, modalidad de Urbanismo, que concedía la Diputación de Barcelona.
Fuente eliminada al poco tiempo por haber causado algunos accidentes entre menores que jugaban. |
Se construyó sobre los solares de los antiguos locales de la c/ Arcadi Balaguer y de la c/ Dr. Trueta que habían sido desde los años cuarenta —en sus diferentes partes y en diferentes momentos— viviendas de maestros y edificio de correos (con entrada por la c/ Dr. Trueta). La primera planta de las ‘cases dels mestres’ continuó sirviendo para tal fin hasta su demolición a finales de agosto de 1997, en el inicio de la construcción de la nueva sede del Consistorio.
Antigua casa de los maestros, en la calle Arcadi Balaguer, construidas durante la República e inauguradas justo al inicio del franquismo. |
La planta baja de las viviendas de maestros habían dejado de servir para tal fin hacía tiempo, más de dos décadas, siendo usadas por el Ayuntamiento como sede de la Policía Local durante muchos años, hasta que ésta se trasladó a un nuevo edificio que había sido de la Rocalla en la c/ Major, entre las calles Einstein y Edison (y de forma previa a su paso a su actual ubicación en la pl. Esperanto), dejando el sitio entonces, hacia 1989, a los Departamentos de Cultura, Fiestas, Juventud y Educación del Ayuntamiento.
Una pequeña parte de la planta baja del edificio en el que estaba la Oficina de Correos fue durante mucho tiempo la sede del Juzgado de Paz, siendo utilizada su primera planta por el Departamento municipal de Servicios Sociales.
LOS ÚLTIMOS CAMBIOS DE NOMBRES DE CALLES CON LA DEMOCRACIA
Al igual que era lógico, desde la perspectiva de las autoridades franquistas, cambiar los nombres de las calles como como Durruti o Lenin tras el final de la Guerra Civil, no lo es menos que los nombres políticos por ellos impuestos también tenían que ser cambiados con la llegada del nuevo equipo de gobierno municipal que surgió tras las elecciones democráticas de 1979.
Los nuevos concejales, rápidamente, dos meses después, en el Pleno del 12 de junio de 1979, acordaron proceder al cambio o modificación parcial de las denominaciones de una serie de nombres de vías del término municipal, entre las que se hallaban muchas de las del centro:
- pl. Carrero Blanco -->pl. de la Iglesia
- c/ José Antonio --> c/ Dr. Trueta
- c/ Calvo Sotelo --> c/ Pompeu Fabra
- c/ 18 de Julio --> c/ 11 de Septiembre
- av. Paz --> av. 1r de Maig
- pl. del Generalísimo --> pl. Pau Casals
- Vía Triunfal --> av. Constitució
Otro cambio significativo es el hecho de que la denominación oficial de todas las vías del callejero municipal, que ahora son en catalán y no en castellano desde finales de los años ochenta. Anteriormente, los nombres de vías, o su alteración, de 1926 (Dictadura de Primo de Rivera), de 1931 (República), del franquismo o las de 1979 (Democracia) fueron en castellano. Los de la República de 1936 (Guerra Civil) sí fueron en catalán, como se ve en el caso de la c/ Estudis, siendo el resto nombres propios iguales en ambos idiomas.
La última modificación que recordamos en el nombre de estos espacios de la zona centro fue el aprobado en el Pleno del Ayuntamiento de 29 de mayo de 2008, siendo alcalde Antonio Padilla Reche, cuando en su punto nº 6 se daba el nombre de Passatge de les Caramelles, a un pasaje entre la c/ Dr. Trueta y la pl. 11 de Setembre.
Alfonso López Borgoñoz