04 enero, 2008

2009, AÑO DE LA ASTRONOMÍA

¡Vamos cumpliendo años! Y no sólo de los normales, sino también de los científicos…


Tras haber ‘vivido’ (más o menos) el 2007 como “Año de la Ciencia” (con el 50 aniversario del lanzamiento del Sputnik incluido...) y después de que hayamos podido disfrutar (espero) en Barcelona entre el 18 y 22 de julio próximo del EuroScience Open Forum (ESOF 2008, que probablemente es la más importante reunión bienal europea pensada para debatir y hablar sobre ciencia en general), el pasado 20 de diciembre la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamaba al año 2009 como Año Internacional de la Astronomía por el impulso dado para ello por el gobierno italiano, la Unión Astronómica Internacional y la UNESCO, en conmemoración del cuarto centenario del uso del telescopio con finalidades astronómicas por Galileo Galilei en diciembre de 1609.


Como todos sabemos, tras la publicación en marzo de 1610 de su afamado Sidereus nuncius, los descubrimientos efectuados por el autor nacido en Pisa (Italia) desde dicho mes de diciembre con su perspicillum –nombre que él dio a su telescopio fabricado por el mismo-, ayudaron poderosamente (al igual que otros hallazgos de la misma época) a mover las palancas de uno de los cambios de perspectiva sobre el conocimiento de nuestro Cosmos más importante de todos los tiempos.


Así, Galileo descubrió en esos meses admirables los cuatro principales satélites de Júpiter, las irregularidades en la superficie de la Luna y el hecho de que la Vía Láctea estaba compuesta por muchísimas estrellas... Muy poco más tarde, en julio, lanzaba también sus primeras hipótesis sobre la extraña forma que él creía distinguir en Saturno (nunca llegó a verlo con claridad ni a interpretar correctamente sus anillos), en octubre se admiraba con las manchas solares y en el mes diciembre siguiente se apercibía de las fases de Venus... Todo revolucionario, pero todo al alcance de cualquier observador que quisiera mirar más allá de los dogmas heredados. Y a veces para eso basta sólo con tener los ojos abiertos, y no querer cerrarlos ante la primera contradicción con lo que pensamos.


Por lo que parece, el objetivo del Año de la Astronomía será estimular el interés por esta especialidad y por la ciencia en general, especialmente entre los más jóvenes y, así, se desarrollarán una multitud de actividades tanto a nivel internacional, como nacional y, lo que es más interesante para la mayoría, a nivel local, dada la amplia cantidad de amantes de la contemplación del Universo y de asociaciones astronómicas que hay en muchísimas ciudades de todo el mundo, como pasa en nuestro país. Ya se han puesto en marcha diferentes organizaciones en muchos estados (como en la misma España, www.iaa.es/IYA09), que prepararán y coordinarán los diferentes programas de actos.


A la espera del 2009, y con más calma que Galileo, hemos tenido un bello cambio de año los aficionados con la fácil contemplación de dos cometas, como son el Holmes y el Tuttle, que volvía a vernos tras casi catorce años de ausencia.


Y es que hay amigos, aunque quizás no todos, a los que gusta volver a ver por nuestra casa en Navidad.

Alfonso López Borgoñoz


(Publicado en Astronomía febrero 2008)