17 agosto, 2009

¿SÍ, A VECES, AL TERRORISMO?

Ayer un representante del Foreign Office británico justificó el terrorismo en algunos casos, como en Sudáfrica durante el apartheid, como forma de lucha contra un estado injusto.
Pese a que es cierto que en la Declaración Universal de los Derechos Humanos se habla del derecho a la rebelión contra la tiranía y la opresión ("considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión") (tal como ya defendía la declaración de derechos de la revolución francesa) se debe recordar que en cualquier caso lo primero es la defensa de los derechos humanos de los demás y después el derecho a dar tortas...
La frase del político del Reino Unido, si bien es cierto que en el fondo le servía para jutificar algo que su gobierno usa ahora y ha usado en el pasado y que además no se define en la comunidad internacional de forma certera y precisa (el terrorismo no goza de una definición que haga que todos entendamos en todo el mundo lo mismo por terrorismo como sí lo entendemos por tortura), olvidó que la definición no oficial más extendida es la que supone que terrorrismo es el uso de la violencia con fines políticos contra civiles desarmados (la lucha armada contra el ejército o la polícia como cuerpo militar o policías civiles si van armados no es terrorismo, sino lucha armada) (aunque yo no esté muy de acuerdo con que ello deba ser así).
¿Cree ese experto en política internacional que en ningún caso en Sudáfrica, China, España, Reino Unido o Chile la muerte de civiles desarmados al azar es justificable? Si Dios o la patria te llaman (supuestamente) ¿es razonable poner bombas en los colegios, en los mercados, en las casas de policías?

SOLEDAD

El otro día al ir a ver a mi madre, de 85 años, a la residencia donde vive desde enero pasado, mientras me acercaba yo por el pasillo a su habitación (donde ella aún yace muchas tardes desde hace dos o tres meses con un pie vendado por una dolencia en el mismo), oí que llamaba a su mamaíta y le preguntaba dónde estaba, con voz casi tímida y dulce, preocupada.

Su madre no podía llegar jamás a ayudarla. Está muerta desde septiembre del 2001. Por poco que hubiera podido, sé que mi abuela hubiera venido, como siempre hizo, como lo sabía mi madre en esos momentos (tal vez el que no viniera sea la mejor prueba de que no hay nada tras la muerte).

Me sentí conmovido por la enorme soledad de mi madre en ese instante (pese a no ser cierta, salvo en la percepción de su menta fatigada), por su cabeza sin memoria (que para muchos es cruel, pero sin duda es mucho peor perderla).

Su cerebro, ante la angustia por la desubicación y el olvido, volvió no a su marido o hijos, tampoco a su padre o madre, sino a su mamaíta, ochenta años atrás, a alguna noche, quizás, de la Barcelona de 1929, con mi abuelo, guardia de asalto, corriendo por las calles en defensa de un estado que jamás fue el suyo, pero que le daba de comer.

No volvió a mí, al que en esos momentos ni recordaba haber tenido, y que siempre tiene excusas para no ir a verla más que un rato, sino que llamó al único puerto seguro que había conocido en una época ya lejana en la que todos los amarres, en la noche o en la soledad al atardecer de nuestro cuarto, se nos tornan umbríos y pavorosos.

CUARENTA AÑOS EN LA LUNA…

Tras la conmemoración el 4 de octubre de 2007 del 50 aniversario del lanzamiento en 1957 del primer satélite artificial, el Sputnik I, estos meses de julio y agosto toca recordar el 40 aniversario de la llegada del hombre a la Luna.

Enviado el primer Sputnik al espacio casi en secreto, su bip-bip fue pronto detectado en todo el mundo. La sorpresa fue enorme. Los EEUU, sorprendidos e irritados, lanzaron el Explorer I, su primer satélite, de forma apresurada, sólo cuatro meses después el 31 de enero de 1958.

El retraso fue percibido como una derrota, que tendría como resultado espolear una carrera que haría del ruso Gagarin el primer cosmonauta en 1961, seguido menos de un mes después por el estadounidense Shepard, y que llevaría en 1969 a Armstrong y Aldrin a la Luna. Todo en menos de 12 años.

HACIA LA LUNA
La llegada a la Luna estuvo en la mente de rusos y estadounidenses desde el inicio. El 4 de enero de 1959 se lanzaba la sonda soviética Luna 1, la primera en acercarse a nuestro satélite.

Tras los primeros éxitos soviéticos, el presidente Kennedy y el vicepresidente Johnson buscaron un proyecto que atrajera el interés de los estadounidenses, lo que se consiguió con el programa Apolo, cuyo objetivo era alcanzar la superficie selenita antes del fin de la década de los sesenta.

Después de los vuelos previos preparatorios de las diferentes misiones de dicho programa, el módulo lunar Eagle del Apolo 11 se posaba en la Luna a las 20,17 h del 20 de julio de 1969. Horas más tarde, a las 2,56 h, del 21 de julio, Neil Armstrong (n. en 1930) se convertía en la primera persona en poner el pie sobre la superficie lunar, diciendo las célebres palabras: “Es un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”. Edwin E. Aldrin (n. en 1930) caminaba con él poco después sobre nuestro satélite, y ambos tenían la ayuda desde el módulo orbital de Michael Collins (n. en 1930). El evento fue presenciado, según se dice, por unas 500 millones de personas de todo el mundo.

Esta hazaña fue posible gracias al Saturno V, un gigantesco cohete de 110 metros, como un rascacielos de casi cuarenta pisos de altura, cuya construcción fue dirigida por el ingeniero alemán (nacionalizado estadounidense) Von Braun..

A su vuelta, los astronautas fueron aclamados en muchas partes del mundo.

LA COLABORACIÓN ESPAÑOLA
Una de las antenas de 24 m de la Base de Estación de Fresnedillas de la Oliva (Madrid), hoy clausurada (y a la que se le apodaba por su tamaño La Dino), fue empleada en el año 1969 para el seguimiento del Apolo XI en su viaje a la Luna, junto con otras dos situadas en Australia y California.

La base era entonces dirigida por Luis Ruiz de Gopegui (nacido en Madrid en 1929), que luego dirigió también la de Robledo de Chavela, y que ha estado en Castelldefels en diversas ocasiones.

¿POR QUÉ NO LLEGARON LOS RUSOS?
La mejor prueba que tenemos de que los estadounidenses llegaron a la Luna no sólo son las imágenes de la televisión -captadas desde diversas estaciones de seguimiento de todo el mundo-, ni las rocas lunares traídas (muchas de ellas repartidas al poco tiempo en centros de investigación y en diversos regalos a países amigos, como España –¡que las ha perdido!-), sino el hecho que tras doce años de intensa pugna por llegar a nuestro satélite y tras grandes inversiones, los rusos, que siguieron el vuelo, aceptaron que los yanquis se les habían adelantado.

El líder soviético, Leonid Brézhnev (al mando desde 1964), tuvo que lidiar con el problema de no gastar el presupuesto elevadísimo que implicaba ir a la Luna (muchísimo más que todo lo gastado hasta entonces) sin parecer que era derrotado por los estadounidenses.

Tras 1964, en la URSS hubo varios proyectos para ir a la Luna, pero la muerte del gran ingeniero espacial ucraniano Korolyov en 1966, y el fracaso del primer vuelo de la Soyuz en 1967, deshizo la coordinación del programa. Pese a todo, los soviéticos construyeron un módulo de alunizaje y seleccionaron cosmonautas para la misión, pero los sucesivos fracasos de lanzamiento del cohete pensado para ello en 1969 (entre otras causas), obligaron a cancelar el proyecto.

EL ESPACIO DESDE ENTONCES
Medio siglo después, hemos pasado del frenesí de los sesenta a la etapa actual, en la que dependemos cada día más del funcionamiento de los satélites de comunicaciones, meteorológicos, de ubicación geográfica y de investigación (entre otros) en muchos más aspectos de los que pensamos. Sondas espaciales de investigación se han enviado ya a todos los planetas (y a algunos en varias ocasiones). Incluso Plutón será alcanzado pronto... y algunas naves no tripuladas, como las Pioneer y Voyager, están saliendo del Sistema Solar.


Conviene recordar como esos satélites se estudian e investigan de forma puntera en varias escuelas y centros del Parque Mediterráneo de la Tecnología y el campus de la UPC de Castelldefels.

En cualquier caso, esto no ha hecho más que empezar. Abramos bien los ojos, lo mejor está aún por llegar...

Alfonso López Borgoñoz
Presidente de la Agrupación Astronómica de Castelldefels

PD1: Publicado en "Lo m+s. Baix Llobregat". Revista mensual gratuita nº 32. 27/07/2009.

PD2: Más información en http://1957sputnik2007.googlepages.com/luna y desde http://1957sputnik2007.googlepages.com –si se hace click sobre las imágenes se accede a una vista ampliada de las mismas. Sobre la carrera espacial ver las páginas especiales de la Agrupación Astronómica de Castelldefels (http://www.astrofels.org/ o http://1957sputnik2007.googlepages.com/)